El crecimiento exponencial de la producción de peces tropicales en los últimos años ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de adoptar medidas preventivas que salvaguarden tanto el desarrollo económico de la piscicultura como la biodiversidad ictiológica de la región amazónica. Este rápido avance en la producción acuícola, si bien ofrece grandes oportunidades para el crecimiento económico y el mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades locales, también presenta potenciales riesgos ambientales si no se gestionan adecuadamente. Estos riesgos incluyen la posible degradación de los ecosistemas acuáticos, la contaminación de las fuentes hídricas y la pérdida de especies nativas, lo que subraya la importancia de una gestión sostenible.
En respuesta a este desafío, el proyecto Peces para la Vida ha diseñado e implementado una Estrategia Ambiental orientada a promover el conocimiento, la comprensión y la aplicación de Buenas Prácticas Ambientales entre los productores y productoras del sector piscícola. Esta estrategia se enfoca en una actualización constante del conocimiento técnico de los actores involucrados, garantizando que comprendan a profundidad la normativa ambiental vigente y el impacto positivo que la adopción de dichas prácticas puede tener tanto para la sostenibilidad económica de sus emprendimientos como para la preservación del ecosistema amazónico.
El proyecto también reconoce la importancia de un enfoque integral que tome en cuenta las características particulares de la cuenca amazónica y su rica biodiversidad. Por ello, no solo se limita a la capacitación sobre el cumplimiento de normativas, sino que también busca concienciar a los productores sobre el valor ecológico de las especies locales y la necesidad de evitar la introducción de especies invasoras, así como el uso de tecnologías y procesos productivos que minimicen el impacto ambiental.
A través de este esfuerzo, Peces para la Vida refuerza su compromiso con un modelo de piscicultura que no solo sea económicamente viable, sino también social y ambientalmente responsable, asegurando un equilibrio sostenible entre el crecimiento productivo y la conservación de la biodiversidad de la cuenca amazónica.